Amigo, compañero, poeta.

Querido Federico, la muerte te salvó del conocimiento de la barbarie del exterminio, de la humillación sin nombre, de la agonía de millones de vidas. Instruiré tu espíritu, hablando con el asesinado de asesinato, holocausto.
Federico, tus ojos y oídos, testigos del sufrimiento español, fueron sepultados antes de ver y oír, antes de ser testigos del hambre, cuerpos enclenques, columnas de humo en el firmamento, bastos campos cuya belleza fue sepultada bajo barracones, ataúdes. Viejo amigo, el continente acogió en su seno cadáveres despojados de identidad, Europa quedó masacrada, la historia, eterna desdichada, quedó marcada.
Años, generaciones, manos de hierro han sido forjadas y quebradas, el dominio del nazismo acabó, otro gigante, oscuro y frío, inundó nuestras mentes: el olvido.
Poeta, compañero, alcemos la pluma una vez más para honrar, para hacer frente al tirano, para conceder consuelo a millones de cuerpos, hombres, mujeres, niños, ancianos, españoles, polacos, judíos, gitanos... vidas, iguales.
Fotografías, grabaciones, testimonios, nada, jamás, podrá reflejar la agonía de los miles de corazones que este campo escuchó latir por última vez, ningún homenaje logrará acabar con una ínfima parte del pánico que agarrotó los pies de quienes hace setenta años, desconsolados, se preguntaban el porqué ¿por qué ellos? y murieron sin saber.
Amigo, compañero, poeta, víctima, muerto, Federico, te recuerdo. Recuerdo lo que la humanidad ignora y la historia clama: decenas de millones de cuerpos inundan el seno de la tierra. Recuerdo el nombre de cada campo de exterminio y la certeza acude a mi mente, el infierno existe, el diablo tiene rostros y nombres. Recuerdo una pena compartida y asentada, asumida e ignorada, una pena hoy en pie, una pena que grita los nombres de cada rostro abofeteado por la muerte, por el odio, la locura.
A kilómetros y años de la barbarie me adentro en Buchenwald, alzo la voz. Queridos compatriotas, España no os olvida. Queridos desconocidos, el futuro  os necesita.
La memoria nos salvará al vida.

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